Sant Joan: fin a un poblado «ecológico» en Sant Miquel |
(Diario de Ibiza, 18/07/2017)
Sant Joan ordena el desalojo de las ocho personas que actualmente viven en el terreno
josep àngel costa. La picaresca creada por el elevado precio de la vivenda en Ibiza genera también ofertas de alquiler en el mercado negro de pretendida voluntad ecológica y de fomento de estilos de vida acordes con la naturaleza. Esta es la explicación que esgrimen los moradores de un asentamiento ilegal junto al torrente de Sant Miquel, que llevan una semana incumpliendo la orden municipal de desalojo y retirada de los residuos allí acumulados.
El sueño de un grupo de jóvenes de crear un modo de vida alternativo y ecológico en plena naturaleza, junto al torrente del Port de Sant Miquel, llega a su fin. O tal vez lo que tenga los días contados es un negocio de alquiler de un terreno para caravanas y tiendas de campaña, auspiciado por la falta de vivienda en Ibiza.
En cualquier caso, el asentamiento, que se ha ido levantando sobre una pequeña elevación en el torrente del Port de Sant Miquel, se enfrenta a una resolución de alcaldía que, a raíz de una inspección de la Policía Local de Sant Joan, ordena que el campamento sea evacuado y se retire todo el material de desecho que en él se ha acumulado para levantar cabañas, corrales, huertos, sombrajos y almacenes. Pero el plazo para abandonar la zona acababa la semana pasada y sus moradores ni se han presentado en el Ayuntamiento ni han facilitado ningún documento que acredite que cuentan con permiso o alquiler que avale su estancia en el lugar.
El terreno en cuestión es un pequeño solar de unos dos mil metros cuadrados, «dos feixes sin agua» que vendió un payés ya fallecido y cuyo actual propietario no pudo edificar con licencia legal al ser terreno rústico. A partir de marzo, un grupo de hasta ocho personas levantó unas tiendas de campaña, que poco a poco se fueron ampliando con cabañas sostenidas por maderas, palés y toldos, a las que se añadieron caravanas.
Anuncio de alquiler
A la vez, en la página de Facebook 'Ibiza Alquiler Venta Cambio Trabajo' aparecía este anuncio: «Alquilo trozo de terreno con agua asta (sic) el mes de julio con furgoneta o tienda».
El solar carece de agua, pero un vecino da permiso para que se abastezcan con garrafa. A las doce del mediodía de ayer, allí sólo se encontraban un perro, algunas gallinas y un turismo junto a todos los habitáculos improvisados con muros de palés, entre los que se divisaban numerosas maletas. Esparcidas por todo el solar, toneladas de material. Parece una chatarrería o un vertedero al aire libre.
«Es gente muy maja, en plan buscavidas, me he encontrado con uno de ellos ahora en el supermercado del pueblo», califica una vecina de la zona a sus habitantes. Otro, Joan des Turs, dice que nunca le han causado «ningún problema, hasta ahora, aunque la verdad es que lo que han montado duele a la vista». Añade que no sabe cuánta gente vive allí, pero que alguna tarde se pueden juntar «una quincena de personas con las furgonetas, pero no hacen ruido».
En Sant Miquel, poca gente parece conocer este asentamiento («eso es yendo al Port»). A la una del mediodía también se encuentra en el asentamiento una furgoneta de una empresa de suministro de material eléctrico, abierta en Ibiza el pasado mes de abril. Un joven asoma su cabeza entre el hueco de un palé y una lona y atiende amable pero apresuradamente («estoy haciendo la comida y debo volver a trabajar en 20 minutos», se justifica).
Se niega a dar su nombre ni a participar en una entrevista («el tema de la vivienda es muy miserable en la isla y estas noticias nos perjudican», argumenta»). No quiere facilitar datos de cuánta gente vive en el asentamiento, admite que pagan «muy poco alquiler» por el terreno (unos 400 euros, según dos vecinos) y asegura que su intención era crear y fomentar «un sitio de vida ecológico y alternativo».
«Como no podemos y nos dan muchos problemas, nos vamos» asegura, además de negar que vivan allí: «Sólo venimos aquí a reunirnos y a cuidar nuestro huerto y a los animales, vivimos en Santa Eulària», relata.
Otros vecinos confirman que allí han vivido regularmente ocho personas y que la furgoneta que ha llegado al mediodía «vuelve todas las tardes y no se va hasta la mañana». En el campamento también se observan numerosos utensilios y pistas de actividad cotidiana, como pilas de vajillas y ollas limpias, tendederos con ropa, motores, una piragua en buen estado, una barbacoa con carbón e incluso una lavadora. El huerto, pequeño y no muy cultivado, se encuentra en buen estado, al igual que las gallinas que hay en un pequeño corral. Los vecinos de la zona consultados explican que la pequeña granja de este asentamiento con voluntad alternativa y ecológica también contaba con ovejas.
Ahora, el Ayuntamiento sigue adelante con el expediente para que la zona quede libre de nuevo y se retire todo el material.
«Es más fácil infringir la ley que echarlos fuera»
Desde el Ayuntamiento de Sant Joan de Labritja ayer se recalcó que, avisados por los vecinos del levantamiento de este asentamiento y una vez presentadas las denuncias, envió una patrulla de la Policía Local para inspeccionar el terreno y abrir el preceptivo expediente. Una resolución de alcaldía dictaminó que los responsables del campamento no sólo debían abandonarlo, sino también retirar las toneladas de material que allí se han acumulado a lo largo de los últimos cinco meses.
Sin embargo, y pese a que el plazo de la orden venció la semana pasada, el campamento sigue en pie y con inquilinos. Desde el Ayuntamiento, ayer se recalcaba que el expediente continuaba en vigor y ahora cabrá determinar las normas que han infringido al no cumplir con la orden de abandono y si el caso puede derivarse a fiscalía. «Es más fácil infringir la ley que echarlos fuera del terreno», lamentaba ayer un portavoz.