Formentera: El Consell pide explicaciones por unas obras en la finca de Can Marroig |
(Diario de Ibiza, 11/02/2011)
El edificio fue restaurado en 2009, no tiene el final de obra y se han ejecutado trabajos para cegar la puerta de la bodega. La institución insular no tiene constancia de estas actuaciones realizadas por el Govern
FORMENTERA | CARMELO CONVALIA. El 8 de julio de 2009, el entonces conseller balear de Medio Ambiente, Miguel Ángel Grimalt, y el presidente del Consell de Formentera, Jaume Ferrer, presentaron públicamente (con visita oficial incluida) el final de la restauración de la casa de Can Marroig, situada en la finca pública del mismo nombre en el Parque Natural de ses Salines. Sin embargo, desde el punto de vista administrativo, casi dos años después el expediente urbanístico no está cerrado, a la espera de que el promotor, el Govern balear, solicite el final de obra. El Consell informa ahora de que se dirigirá al Ejecutivo regional para comprobar que las obras se ajustan al proyecto inicial.
Recientemente, y sin el final de obra concedido, la conselleria balear de Medio Ambiente ha realizado unas reformas que afectan a uno de los elementos más significativos de la casa: la bodega. Estos trabajos han consistido en la sustitución de una gran puerta de madera colocada en la reforma de 2009 por un tabique con dos aperturas que pueden convertirse en ventanas, cerrando de esta forma la entrada por el exterior a este espacio. El caso es que ni el área de Urbanismo ni la de Medio Ambiente del Consell de Formentera han tenido conocimiento de los trabajos hasta que han sido descubiertos por los medios de comunicación locales.
El conseller de Urbanismo, Bartomeu Escandell, aseguró ayer que desde el punto de vista administrativo la restauración de la casa no está terminada, al no existir la certificación de final de obra que debe solicitar el Govern. Esta situación ha permitido seguir realizando obras en este edificio sin solicitar más permisos. Sin embargo, los expertos en urbanismo consultados por este periódico señalan que el final de toda obra está sujeto al plazo de ejecución de las mismas que marcan las condiciones del correspondiente concurso público.
En este caso, la empresa Tragsa fue la encargada de realizar la restauración, que costó a las arcas de la Administración autonómica algo más de un millón de euros y que superó con creces los plazos de ejecución previstos. Además, esta actuación supuso un cambio sustancial en la estructura y distribución original al romper las líneas originales arquitectónicas de esta casa, catalogada por ser uno de los pocos ejemplos de la arquitectura mallorquina en Formentera.
El uso de este edificio es otra de las incógnitas pendientes de resolver. Desde un primer momento se apuntó a que fuera un centro en el que desarrollar proyectos pioneros desde el punto de vista agrícola, medioambiental, científico y de divulgación, ya que se trata de un entorno representativo de los parajes mediterráneos más singulares con una rica y variada flora, unida a campos de cultivos, sin olvidar su vertiente litoral. Además cuenta con elementos históricos como varios yacimientos arqueológicos por excavar.