(Diario de Ibiza, 14/06/2008)

La oposición insiste en que Vila trató con inusual celeridad el caso del edificio Arabella. En un mismo día se presentó el proyecto, se informó técnicamente, se le dio licencia y se firmó un acuerdo con el promotor

EIVISSA | J.LL.FERRER El grupo del PP en el Consell Insular reiteró ayer sus críticas al presidente de la institución, Xico Tarrés, por haber concedido en el año 2001, cuando era alcalde de Eivissa, una «licencia-exprés» para un edificio del Paseo Marítimo, el Arabella. De este modo, el PP salía al paso de las acusaciones lanzadas por Tarrés en el último pleno de la institución, cuando recordó las licencias-relámpago dadas por el Ayuntamiento de Sant Joan en Benirràs para eludir la entonces inminente moratoria.

«Tarrés faltó a la verdad intentando hacer quedar mal al portavoz del PP, Pere Palau, diciendo que en la oposición somos unos mentirosos», señaló la consellera popular Carmen Domínguez.

Para corroborar las afirmaciones que Palau hizo en el pleno, Domínguez aportó una cronología de los principales pasos que siguió la tramitación del edificio Arabella. La primera solicitud de licencia, el 27 de septiembre de 2000, fue denegada el 4 de diciembre por incumplir la altura máxima permitida y otros parámetros urbanísticos. Además, «los técnicos entendían que le afectaba la suspensión de licencias aprobada el 28 de septiembre porque el proyecto fue presentado un día antes de la aprobación de esa moratoria», añadió.

«Cuñado del arquitecto»

Sin embargo, en mayo de 2001 Tarrés «solicita un informe de un técnico externo, que no fue validado por los servicios municipales como obliga la ley, y que fue favorable a la concesión de la licencia». El informe fue elaborado por el letrado Manuel Alcaide, «cuñado del arquitecto de la promoción del Arabella y, a su vez, cuñados ambos de la actual alcaldesa Lurdes Costa», precisó el Partido Popular. Alcaide trabaja como abogado para el Ayuntamiento de Eivissa desde la época de Enrique Fajarnés como alcalde.

El 15 de junio, afirmó Carmen Domínguez, se realizaron cuatro actos administrativos en el mismo día: la empresa presentó un proyecto modificado y solicitud de licencia para Arabella; la secretaria municipal informó favorablemente la concesión de licencia; el concejal de Urbanismo, Joan Boned, firmó la concesión de la licencia y, por último, el alcalde firmó un acuerdo urbanístico con los promotores para que se comprometieran a respetar determinados parámetros.

De este modo, además de hacer viable un proyecto presentado en los umbrales de la moratoria municipal, se sorteó otra suspensión de licencias que entraría en vigor un mes después, el 16 de julio, por parte del Consell.

El equipo de gobierno del Consell, tras conocer la rueda de prensa del PP, emitió un comunicado respaldando la plena legalidad de la actuación de Tarrés y de la tramitación del Arabella. El Consell afirma que este caso «no puede compararse con el de Benirràs», porque antes de otorgar la licencia al Arabella se hicieron 19 trámites a lo largo de nueve meses. En cambio, en Sant Joan se hicieron todos 24 horas antes de conceder algunos de los permisos.

También dice el Consell que no es lo mismo el núcleo urbano de Vila que un paraje natural como Benirràs.