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Eivissa: decenas de infracciones urbanísticas deslucen el casco antiguo de Vila |
(El Mundo, 20/08/2007)
Más de medio centenar de actuaciones vulneran el Plan Especial de Protección del núcleo histórico
ISRAEL RODRÍGUEZ
EIVISSA.-Decenas de irregularidades cometidas por propietarios de viviendas y de comercios deslucen la fisonomía del casco histórico de Vila. Más de medio centenar de infracciones, prohibidas por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI), pudo contabilizar un redactor de este periódico el pasado viernes en el transcurso de un recorrido de dos horas de duración.
El plan, que regula las acciones de tipo urbanístico que deben o se pueden llevar a cabo en algunas de las zonas de interés histórico de la ciudad (sa Penya, la Marina, Vara de Rey y Plaza del Parque), se aprobó en 1994. El Ayuntamiento de Eivissa informó el pasado mes de julio de su intención de reformarlo.
La versión municipal al respecto fue que, tras reunirse la comisión de control del PEPRI, coincidieron en que el proyecto, «pese a haber sido efectivo, en estos momentos está agotado».
Aun así, el plan que vela por que el enclave más pintoresco de la ciudad mantenga su idiosincrasia estética sigue vigente y se ve vulnerado, palmo a palmo, por actuaciones que, una temporada tras otra, empañan la imagen de la zona.
Miles de turistas que pasean cada verano por la Marina alternan las vistas de las robustas murallas renacentistas de Dalt Vila, declaradas Patrimonio de la Humanidad, con la de una multitud de aparatos de aire acondicionado, antenas de televisión y parabólicas que adornan las fachadas de los edificios del barrio.
Según el sexto punto del artículo 86 del PEPRI, la instalación de antenas parabólicas en las fachadas, a la vista del público, está «prohibida». Asimismo, el plan puntualiza que cada edificio podrá contar sólo con una antena de televisión, que tampoco se podrá colocar en la fachada. En lo que a aparatos de aire acondicionado se refiere, el PEPRI detalla que «no se permitirá que sobresalgan de las fachadas ni que se instalen en balcones u otros voladizos».
La realidad, sin embargo, es muy distinta. Varios de estos elementos pueblan la parte exterior de multitud de edificaciones del barrio, hasta el punto de que hay inmuebles cuyas fachadas albergan hasta tres aparatos de aire acondicionado y dos antenas de televisión.
Patrimonio y luces de neón
Las casas de la Marina, declaradas Conjunto históricoartístico en 1969, coexisten con los carteles de luces de neón que varios establecimientos utilizan para atraer a la clientela. Un total de 9 rótulos de neón y 2 de luces parpadeantes, algunos de ellos encendidos durante el día, según comprobó un redactor de este diario, se exhiben en fachadas con más de un siglo de antigüedad.
La decoración publicitaria de los establecimientos comerciales de la zona queda regulada en el artículo 142 del plan. En éste, se especifica que «en ningún caso» se permitirá la colocación de rótulos de «neón» o «plástico», quedando «absolutamente prohibidos los anuncios luminosos en color». Más aún, el PEPRI destaca que sobre los dinteles de la planta baja de las fachadas «se podrán colocar sólo discretos rótulos de letras libres en hierro forjado, bronce u otro material de calidad». Circunstancia ésta que, al contrario de lo que sucede en el caso de los carteles de plástico o luminosos, es prácticamente inexistente.
La situación de los toldos que recubren los exteriores de los establecimientos comerciales y los restaurantes vulnera también, en la mayor parte de los casos, la normativa. 27 son los tendales contabilizados en la Marina que incumplen las directrices del PEPRI, que estipula que han de ser de «tela o lona».
Varios de los toldos del barrio están fabricados de plástico, material expresamente desautorizado en el plan en este sentido. La normativa obliga, además, a que todos los toldos estén situados en la planta baja de los edificios y sean de color «blanco o crudo, permitiéndose únicamente discretas letras» en su superficie.
El paseo de Vara de Rey, la calle Cipriano Garijo, frente al puerto, o la paralela a ésta calle d'Enmig poseen claros ejemplos que quebrantan la legalidad. En los primeros casos existen multitud de tendales con una gama de colores que incluye el rojo, el gris, el verde, el azul o, incluso, algunos con una mezcla de varios de ellos. En la calle d'Enmig, un conocido restaurante cubre su fachada con dos toldos en el primer piso y otro más en la segunda planta.
Algunos de estos tendales cuelgan en el medio de vías como la calle d'Enmig a 1,70 metros del suelo. Situación que provoca que algunos viandantes tengan que desviar su camino para no dar con sus cabezas en los hierros que los sujetan. La altura mínima de los toldos, según el PEPRI, ha de ser de 2,30 metros. Y su extensión nunca superará un tercio de la superficie de la vía.
Ocupación desmedida
Otro de los problemas que padecen tanto la Marina como Vara de Rey, y que congestiona notablemente la ya de por sí masificada zona en verano, es la ocupación desmedida que algunos bares y restaurantes hacen de la vía pública. El PEPRI especifica en el séptimo punto del artículo 83 que, las mesas y las sillas de los establecimientos, deben dejar «libre un 50% de la vía pública para facilitar la circulación» de los viandantes.
Este capítulo es manifiestamente vulnerado por numerosos locales de ocio. El ejemplo más palpable se encuentra junto al Mercat Vell, donde las mesas y las sillas de una cafetería obstruyen por completo el paso a los transeúntes, que tienen que bajar a la calzada si quieren continuar su recorrido. Éste, no obstante, no es el único caso. La propietaria de un restaurante de la zona, cuyo mobiliario dificulta el paso de los peatones, aseguró a este rotativo que «todo el espacio» que ocupa su restaurante en la vía pública se paga al Ayuntamiento. «Es legal», puntualizó.
Más de medio centenar de actuaciones vulneran el Plan Especial de Protección del núcleo histórico
ISRAEL RODRÍGUEZ
EIVISSA.-Decenas de irregularidades cometidas por propietarios de viviendas y de comercios deslucen la fisonomía del casco histórico de Vila. Más de medio centenar de infracciones, prohibidas por el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI), pudo contabilizar un redactor de este periódico el pasado viernes en el transcurso de un recorrido de dos horas de duración.
El plan, que regula las acciones de tipo urbanístico que deben o se pueden llevar a cabo en algunas de las zonas de interés histórico de la ciudad (sa Penya, la Marina, Vara de Rey y Plaza del Parque), se aprobó en 1994. El Ayuntamiento de Eivissa informó el pasado mes de julio de su intención de reformarlo.
La versión municipal al respecto fue que, tras reunirse la comisión de control del PEPRI, coincidieron en que el proyecto, «pese a haber sido efectivo, en estos momentos está agotado».
Aun así, el plan que vela por que el enclave más pintoresco de la ciudad mantenga su idiosincrasia estética sigue vigente y se ve vulnerado, palmo a palmo, por actuaciones que, una temporada tras otra, empañan la imagen de la zona.
Miles de turistas que pasean cada verano por la Marina alternan las vistas de las robustas murallas renacentistas de Dalt Vila, declaradas Patrimonio de la Humanidad, con la de una multitud de aparatos de aire acondicionado, antenas de televisión y parabólicas que adornan las fachadas de los edificios del barrio.
Según el sexto punto del artículo 86 del PEPRI, la instalación de antenas parabólicas en las fachadas, a la vista del público, está «prohibida». Asimismo, el plan puntualiza que cada edificio podrá contar sólo con una antena de televisión, que tampoco se podrá colocar en la fachada. En lo que a aparatos de aire acondicionado se refiere, el PEPRI detalla que «no se permitirá que sobresalgan de las fachadas ni que se instalen en balcones u otros voladizos».
La realidad, sin embargo, es muy distinta. Varios de estos elementos pueblan la parte exterior de multitud de edificaciones del barrio, hasta el punto de que hay inmuebles cuyas fachadas albergan hasta tres aparatos de aire acondicionado y dos antenas de televisión.
Patrimonio y luces de neón
Las casas de la Marina, declaradas Conjunto históricoartístico en 1969, coexisten con los carteles de luces de neón que varios establecimientos utilizan para atraer a la clientela. Un total de 9 rótulos de neón y 2 de luces parpadeantes, algunos de ellos encendidos durante el día, según comprobó un redactor de este diario, se exhiben en fachadas con más de un siglo de antigüedad.
La decoración publicitaria de los establecimientos comerciales de la zona queda regulada en el artículo 142 del plan. En éste, se especifica que «en ningún caso» se permitirá la colocación de rótulos de «neón» o «plástico», quedando «absolutamente prohibidos los anuncios luminosos en color». Más aún, el PEPRI destaca que sobre los dinteles de la planta baja de las fachadas «se podrán colocar sólo discretos rótulos de letras libres en hierro forjado, bronce u otro material de calidad». Circunstancia ésta que, al contrario de lo que sucede en el caso de los carteles de plástico o luminosos, es prácticamente inexistente.
La situación de los toldos que recubren los exteriores de los establecimientos comerciales y los restaurantes vulnera también, en la mayor parte de los casos, la normativa. 27 son los tendales contabilizados en la Marina que incumplen las directrices del PEPRI, que estipula que han de ser de «tela o lona».
Varios de los toldos del barrio están fabricados de plástico, material expresamente desautorizado en el plan en este sentido. La normativa obliga, además, a que todos los toldos estén situados en la planta baja de los edificios y sean de color «blanco o crudo, permitiéndose únicamente discretas letras» en su superficie.
El paseo de Vara de Rey, la calle Cipriano Garijo, frente al puerto, o la paralela a ésta calle d'Enmig poseen claros ejemplos que quebrantan la legalidad. En los primeros casos existen multitud de tendales con una gama de colores que incluye el rojo, el gris, el verde, el azul o, incluso, algunos con una mezcla de varios de ellos. En la calle d'Enmig, un conocido restaurante cubre su fachada con dos toldos en el primer piso y otro más en la segunda planta.
Algunos de estos tendales cuelgan en el medio de vías como la calle d'Enmig a 1,70 metros del suelo. Situación que provoca que algunos viandantes tengan que desviar su camino para no dar con sus cabezas en los hierros que los sujetan. La altura mínima de los toldos, según el PEPRI, ha de ser de 2,30 metros. Y su extensión nunca superará un tercio de la superficie de la vía.
Ocupación desmedida
Otro de los problemas que padecen tanto la Marina como Vara de Rey, y que congestiona notablemente la ya de por sí masificada zona en verano, es la ocupación desmedida que algunos bares y restaurantes hacen de la vía pública. El PEPRI especifica en el séptimo punto del artículo 83 que, las mesas y las sillas de los establecimientos, deben dejar «libre un 50% de la vía pública para facilitar la circulación» de los viandantes.
Este capítulo es manifiestamente vulnerado por numerosos locales de ocio. El ejemplo más palpable se encuentra junto al Mercat Vell, donde las mesas y las sillas de una cafetería obstruyen por completo el paso a los transeúntes, que tienen que bajar a la calzada si quieren continuar su recorrido. Éste, no obstante, no es el único caso. La propietaria de un restaurante de la zona, cuyo mobiliario dificulta el paso de los peatones, aseguró a este rotativo que «todo el espacio» que ocupa su restaurante en la vía pública se paga al Ayuntamiento. «Es legal», puntualizó.
Vila anuncia que pondrá «un celador para hacer cumplir el PEPRI»
El concejal de Vivienda y Núcleo Histórico, Marc Costa, explicó a EL MUNDO/ Ibiza y Formentera que el Ayuntamiento «pondrá todas las medidas posibles para tener un departamento con más capacidad para actuar» contra las infracciones en el casco antiguo. El edil destacó que se precisa más personal en este sentido, y adelantó que pondrá «un celador para hacer cumplir el PEPRI». Costa subrayó también la importancia de «sensibilizar» a los propietarios acerca de la necesidad de acatar las directrices del plan, y recordó que, dada la cantidad de infracciones existentes, queda todavía «mucho trabajo». El concejal informó, además, de que el Consistorio ha abierto varios expedientes por incumplimiento del plan.